Con este artículo pretendo ofrecer en tono divertido una visíon del enamoramiento algo tan sencillo como maravilloso que nos ocurre a todos alguna vez en la vida. ¡Enamorarnos!
Amar es lo más maravilloso que le puede ocurrir a un ser humano. Es un cúmulo de sentimientos, a veces inexplicables el cosquilleo constante en el estómago al pensar en el ser amado. Hasta en ocasiones la necesidad de estar al lado del ser querido hace que se tengan comportamientos irracionales e ilógicos,pero es comprenseible porque es parte del amor,claro que tambien tiene un sustento científico;en la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan). Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento. Cuando encontramos a la persona deseada se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. A través del sistema nervioso el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina sus efectos se hacen notar al instante: El corazón late más rápido(130 pulsaciones por minuto)la presión arterial sistólica sube ,se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular ,se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea. Los síntomas del enamoramiento que muchas personas hemos percibido alguna vez, si hemos sido afortunados, son el resultado de complejas reacciones químicas del organismo que nos hacen a todos sentir aproximadamente lo mismo, aunque a nuestro amor lo sintamos como único en el mundo. No hay duda: el amor es una enfermedad. Tiene su propio rosario de pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción. Si en la cirrosis es el hígado, los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo. En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento. Aquí no manda el intelecto ni la fuerza de voluntad. Es el reino del siento-luego-existo, de la carne, las atracciones y repulsiones primarias..., el territorio donde la razón es una intrusa. l verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas.
En cambio el desamor es una plaga que está sacudiendo al mundo y volcándolo hacía las enfermedades oportunistas de gran escala. Cuando hablo de esta palabra, no lo hago limitándola a las relaciones de parejas, sino mucho más allá, a las relaciones familiares y de lazos sanguíneos, a esos seres, niños y ancianos, que se ven desprotegidos, pero sobretodo a los enfermos. Por lo que es mucho más serio de lo que pensamos. En innumerables ocasiones muchas personas dijeron que el desamor es la peor de las enfermedades, sin duda tenían razón y sólo los que lo viven saben lo que esto puede traer consigo, no a nivel personal, sino a nivel de países y pandemias, porque son nuestras energías como cuerpos humanos, las que emiten y despiden también a la atmosfera, al Universo sus magnetismos y sus rayos ya sean positivos o negativos los que se entretejen a nivel mundial y climático. El hombre está resquebrajando el ecosistema de la vida y lo peor es que lo hace desde si mismo con sus pensamientos, sus emociones, la forma de actuar, de decir y trasmitir sus percepciones y actitudes. Los medios informativos a cada segundo dan malas noticias, sobre todo: muertes por asesinatos, asaltos, bombas, guerras, desastres, todo lo que se va grabando en nuestro subconsciente, dañándonos o provocando a esos seres de frecuencias bajas para cometer nuevos crímenes. El desamor no está ajeno de todo esto, el desamor es: cuando tratamos a un ser que está anciano con despotismo, cuando nos molesta que se le caigan los alimentos de las manos, cuando no queremos cuidar de ellos (que muchas veces se dedicaron a cuidarnos a nosotros desde que nacimos), el desamor es: cuando le golpeamos la espalda a un familiar, amigo o paciente enfermo para no vincularnos con su dolor, para no sufrir o porque ya nos puede dar lo que nos daba cuando estaba bien y no nos interesa como ser humano. Hay padres, abuelos por millones en el mundo sufriendo por el desamor de hijos, nietos, y familiares queridos que quedan desprotegidos. Hay niños que sufren por el abandono de sus padres, por el abuso infantil, por la forma en que sus padres los tratan, por las palabras hirientes que les dicen y que se quedan como huellas en sus vidas, hay suicidios de jóvenes por desatención de sus seres amados, por maltrato físico y emocional. ¿Como detener esto? ¿es una interrogante?, al leer este mensaje has de sensibilizar tus pensamientos, tus ideas, acerca de que somos nosotros los que construimos y destruimos, no sólo nuestra vidas, sino las de todos los habitantes de la tierra.
“Aprender a llevar a cabo lo que el corazón dicta es el camino más adecuado para valorar los sentimientos”
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