Ver para creer, dijo un ciego. En el caso de los Ooparts (Out of Place Artifacts) esta frase cae a pelo. Existen en todo el mundo, y en el Perú hay como cancha. Los Ooparts son piezas y técnicas que están fuera de contexto histórico. Objetos que no deberían estar allí, pero que, querrámoslo o no, están. Definitivamente, no calzan con el esquema científico ortodoxo. Se aduce que por falta de pruebas y evidencias no se establece un corpus teórico sobre los Ooparts. Afirman que no es científico generalizar la excepción. Perfecto. Pero qué pasa cuando las dichosas rarezas que sacan de cuadro, crecen y crecen, comenzando a proliferar de tal manera que cuando se los agrupa, resulta, oh maravilla!, que muestran un perfil coherente pero distinto de la historia que nos contaron. La Clipeología (o arqueología espacial) es la paraciencia que se encarga de juntar todas esas piezas desdeñadas o mal interpretadas; y de armar una historia audaz y con rigor científico. Nuestras mentes tienen que estar a la altura de la época. Ya ad portas del siguiente milenio no podemos seguir negando a priori a los Ooparts. Se los juzga de fraude o de imaginación desbocada. Me hace recordar a Alicia en el País de las Maravillas, cuando la reina se dispone a enjuiciar a Alicia y ordena: "Comencemos por la sentencia y luego procedamos con el juicio". A los Ooparts se les rechaza de antemano. Será quizá por miedo. Una cosa no puede ser cuando no se quiere que sea.
Fundamentalmente, la existencia de los Ooparts nos deja entrever la posibilidad de que en el pasado muy remoto, la evolución del ser humano no haya seguido una línea progresivo ascendente, sino que también haya sufrido retrocesos o saltos como consecuencia de factores desconocidos. Por allí se murmura algo sobre cambios climáticos y manipulación genética, así como que muchas civilizaciones antiguas poseyeron conocimientos y técnicas insospechadas para los puntos de vista científicos imperantes. En Texas se encontró un martillo que data de 70 millones de años. Es bastante extraño, puesto que recién el primer subhombre (autralopiteco primitivo) según la ciencia oficial tiene apenas 2 millones de años. Así que ya sabe lo que rompe ese martillo. En Minnessota se halló una piedra de 1500 años de antigüedad, que cuenta cómo unos indios americanos mataron a unos escandinavos. Se le llama la piedra Kensigton y está en el museo de Alexandría. En México hay unas piezas de arcilla que tienen ruedas. Pertenecen a la cultura Coclé en el siglo I. En el museo de Bagdad hay una pila eléctrica, es de 1800 años antes de la que inventaran Volta y Galvani. En Utah existen unas huellas de hombres tan antiguas que, con sólo pensarlo, da escalofríos: 270 millones de años. En Nínive se ha hallado lentes ópiticos 19 siglos antes de que fueran inventados en Occidente. En el Líbano hay construcciones hechas con piedras tan pesadas que nadie se imagina cómo las levantaron. Los dólmenes y los moais de la isla de Pascua son livianitas comparadas con las de las ruinas de Baalbek. En un altar maya se encontró un cráneo de cristal que hasta ahora, con todos los adelantos tecnológicos, no ha podido ser reproducido. Y así podríamos seguir ad infinitum. El museo Smithsoniano en Washington es muy famoso por la gran cantidad de Ooparts que hay en su sótano. Hasta cuando vamos a obviar las evidencias? Nuestro tiempo merece ampliar nuestras mentes.
Fundamentalmente, la existencia de los Ooparts nos deja entrever la posibilidad de que en el pasado muy remoto, la evolución del ser humano no haya seguido una línea progresivo ascendente, sino que también haya sufrido retrocesos o saltos como consecuencia de factores desconocidos. Por allí se murmura algo sobre cambios climáticos y manipulación genética, así como que muchas civilizaciones antiguas poseyeron conocimientos y técnicas insospechadas para los puntos de vista científicos imperantes. En Texas se encontró un martillo que data de 70 millones de años. Es bastante extraño, puesto que recién el primer subhombre (autralopiteco primitivo) según la ciencia oficial tiene apenas 2 millones de años. Así que ya sabe lo que rompe ese martillo. En Minnessota se halló una piedra de 1500 años de antigüedad, que cuenta cómo unos indios americanos mataron a unos escandinavos. Se le llama la piedra Kensigton y está en el museo de Alexandría. En México hay unas piezas de arcilla que tienen ruedas. Pertenecen a la cultura Coclé en el siglo I. En el museo de Bagdad hay una pila eléctrica, es de 1800 años antes de la que inventaran Volta y Galvani. En Utah existen unas huellas de hombres tan antiguas que, con sólo pensarlo, da escalofríos: 270 millones de años. En Nínive se ha hallado lentes ópiticos 19 siglos antes de que fueran inventados en Occidente. En el Líbano hay construcciones hechas con piedras tan pesadas que nadie se imagina cómo las levantaron. Los dólmenes y los moais de la isla de Pascua son livianitas comparadas con las de las ruinas de Baalbek. En un altar maya se encontró un cráneo de cristal que hasta ahora, con todos los adelantos tecnológicos, no ha podido ser reproducido. Y así podríamos seguir ad infinitum. El museo Smithsoniano en Washington es muy famoso por la gran cantidad de Ooparts que hay en su sótano. Hasta cuando vamos a obviar las evidencias? Nuestro tiempo merece ampliar nuestras mentes.
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